sábado, 3 de marzo de 2012

UNA RESPUESTA DEL CORAZÓN

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UNA RESPUESTA DEL CORAZÓN
Cuando el encuentro del Señor se hace cercano, solo tenemos la oportunidad de tomar su mano o alejarnos de Él esperando que sea Él quien nos encuentre a nosotros.
Siempre tuve la certeza y la seguridad de todos los beneficios que mis padres me brindaron, pero para tomar una decisión solo debemos tener en cuenta no solo los impulsos del corazón, si no todos aquellos agentes externos que se van manifestando no solo en nuestra cabeza como ideas concretas, si no como confirmación por parte de otras personas. Un ejemplo claro de mi vida y lo cuento como experiencia personal, ha sido el testimonio que brindó un sacerdote Siervo del Espíritu Santo, en el congreso nacional jóvenes que se realizó en La Ceja – Antioquia en el mes de enero del año 2011. “No hay que ser profesional para ser un gran Sacerdote” en los devenires de mi vida, teniendo en cuenta que ya llevaba adelantados los estudios de la carrera que le dio y le sigue dando un sentido a mi vida, la comunicación social; me di cuenta y por confirmación externa que Dios nunca busca truncar nuestros sueños.
Desde mi poca y corta experiencia de apostolado, el Señor no ha olvidado en ningún momento mis sueños y pasiones. Les comparto como dato extra de mi vida, la música ha sido un agente muy importante en todo el transcurso de mi vida, uniéndome a mis padres y amigos, y fortaleciendo mis capacidades para ser una persona más sensible y correcta. En fin… como dato jocoso, en las misiones que he realizado (aun estando en el seminario) los primeros lugares de apostolado a los que he sido llamado a acompañar, han sido las emisoras, los canales de televisión, los artículos y notas, y los acompañamientos directos y relacionados no solo con la formación si no con la sensibilización de los nuevos servidores y ministerios de música. ¿No les parece mucha coincidencia?
Es que Dios no me ha llamado para que deje de soñar, en cambio me ha llamado para soñar, pero ya no solo pensando en mi; si no en la comunidad que algún día he de servir. A ti joven, yo te digo: No temas dejar tus sueños. Teme dejar de Soñar” y si lo que temes es dejar todo aquello que te ata a tus sentimientos, comprende que tus sentimientos aquí se acrecientan y que vas a ser un trabajador incansable para lograr ver que todo lo que “dejas” feliz y dichoso de verte triunfar.
Negarse a decir sí, es solo una oportunidad de encontrar el camino a aceptar ese sentimiento que de voluntad nos dice que no, pero de corazón nos envía a dar una respuesta afirmativa a los designios más profundos guardados en lo más intimo y recóndito de nuestra vida, cosas que solo nosotros sabemos, así sea por temor a lo que digan los demás o el simple temor de dejar aquellas seguridades que tan fielmente hemos recibido a través de los años. Recordemos que debemos tener siempre los ojos en el cielo, pero los pies en la tierra. Lo más difícil de esta historia es que, cuando se piensa que los miedos son pequeños; hasta lo más pequeño se puede convertir en miedo. No dejemos que nuestras virtudes, deseos, sueños y anhelos se vean truncados por nuestros miedos a decir Sí.
Pido disculpas en esta manera informal de escribir, pero veo que mis sueños se cumplen, y con lágrimas hoy en mis ojos termino este pequeño artículo, expresándoles que cuando Dios nos llama Él mismo hace que nuestro Corazón se llene de alegría. Cuando lo sentimos a Él, es cuando nos podemos dar cuenta que El ya ha cambiado nuestro corazón de piedra por uno de carne y que nuestra vida se ve beneficiada por las obras que no alcanzamos a ver con nuestros ojos, y que van llenando nuestra vida de nuevas ilusiones.